visión infantil

La visión es la capacidad que tiene el ser humano para procesar y comprender la información de su entorno. Al nacer es nuestro sentido menos desarrollado y, aunque su evolución es muy rápida en las primeras semanas de vida, el desarrollo de las capacidades visuales no concluye hasta los 6 o 7 años, alcanzando su madurez alrededor de los 12 años.

Esta madurez visual va ligada al resto del desarrollo motriz y neuronal, y está totalmente relacionada con el aprendizaje. Hasta los 12 años, el 80% del desarrollo socioeducativo tiene lugar a través de los ojos, por lo que una buena visión es fundamental en el proceso de aprendizaje. En muchas ocasiones, un problema de aprendizaje enmascara un problema visual, de hecho, 1 de cada 3 casos de fracaso escolar tiene su origen en un problema de visión.

Durante los seis primeros años de vida el sistema visual es muy plástico, por lo que es más sencillo modificar y corregir cualquier disfunción visual. Es en esta etapa cuando se debe consolidar una visión eficaz, y si no se posee una correcta visión, la capacidad de realizar actividades como leer, estudiar, atender o comprender se ve afectada, de ahí la importancia de una detección precoz.

Los niños pequeños no suelen quejarse de problemas de visión ya que no son conscientes de esa dificultad, y adoptan con el paso del tiempo, posturas con las que se sienten más cómodos para superar esas dificultades; se acercan mucho al papel o se recuestan sobre el brazo mientras escriben, estos síntomas son señales que nos deben alertar de una posible anomalía visual.

Conozcamos algunas más.

  • Entorna o guiña los ojos para ver la televisión.
  • Se frota los ojos.
  • Le cuesta mucho leer, sigue la lectura con el dedo y se cansa con rapidez.
  • Se queja de dolor de cabeza frontal.
  • Se acerca mucho al papel o el libro, el ordenador o la tele.
  • Parpadea constantemente al fijar la vista.
  • Al leer se salta líneas o junta palabras.
  • Desvía un ojo y/o se queja de visión doble constante o intermitente.
  • Falta o baja comprensión lectora.
  • Cuando realiza actividades de cerca ve doble o borroso ocasionalmente.
  • Déficit de atención y concentración.
  • Se tuerce al escribir y/o se sale mucho al colorear.
  • Inclina, gira o ladea la cabeza o la espalda al fijar la vista en alguna actividad.
  • Sensibilidad a la luz (Fotofobia).
  • Baja coordinación ojos-mano.

Además, existen factores ambientales como la falta de actividad al aire libre y la excesiva utilización de dispositivos digitales que influyen directamente en el desarrollo o empeoramiento de las disfunciones visuales y que debemos vigilar.

Veamos a continuación algunos consejos para promover una buena salud visual infantil

Debemos favorecer la realización de actividades al aire libre, evitando el excesivo uso de ordenadores, tablets o videojuegos que obligan a los ojos a trabajar en una distancia muy próxima, favoreciendo la posible aparición de miopía.

Se debe estudiar en un lugar con buena iluminación y siempre que sea posible con luz solar, ya que la luz artificial provoca una mayor fatiga ocular.

Debemos tener una situación correcta de la iluminación, que debe estar en la zona contraria a nuestra lateralidad para no provocar sombras, izquierda si es diestro y derecha si es zurdo.

Es importante una postura correcta, manteniendo la espalda recta y los pies tocando el suelo.

La distancia a la pantalla del ordenador debe ser de unos 50-60 cm., y la zona superior de la pantalla debe estar a la altura o algo por debajo de los ojos.

Debemos evitar que la luz incida de manera directa sobre la pantalla, evitando los reflejos y adecuar el brillo del dispositivo para obtener un mayor confort visual.

No coger el lápiz o el bolígrafo por la punta; siempre por encima de ella para evitar posturas inadecuadas.

Cada 20 minutos de estudio, deberes o videojuegos se debe descansar mirando más allá de 20 metros durante 20 segundos o más, relajando la visión de cerca y mirando de lejos. De esta manera se facilita el descanso de los músculos ciliares.

Evitar ver la TV a una distancia inferior a 2-3 metros y siempre con luz ambiental. Nunca con la habitación a oscuras que anula la visión periférica.

Por último, insistir en la importancia de dormir las horas necesarias y en mantener una alimentación sana y equilibrada que favorecen el correcto desarrollo de su sistema visual.